martes, 14 de enero de 2014

LA PERSPECTIVA SOCIONÓMICA

  1. LA PERSPECTIVA SOCIONÓMICA
    1. . Fundamentos teóricos de la socionomía.
En el presente capítulo hacemos un recorrido por los escritos desarrollados por Jacobo Levy Moreno creador de la Socionomía; a partir de esto pretendemos realizar una síntesis teórica y actualización de su pensamiento, para lo que consultaremos además escritos de otros autores sobre el tema.
Jacobo Levy Moreno nació el 18 de mayo de 1889 en Rumanía; migrando muy pequeño a Viena donde vivió desde su infancia y realizó sus estudios universitarios. Ahí, además de estudiar medicina, filosofía, teatro e iniciarse en el Hasidismo, se dedicó a desarrollar sus ideas existenciales además de tener una muy activa vida dentro de los círculos intelectuales de la época.
Es a partir de estos antecedentes que comenzó a desarrollar un sistema de pensamiento que a todas luces era avanzado para su época, ya que ejercía una fuerte oposición hacía el positivismo, apoyado en las ideas de Begson, el Rabino Bejarano, Martin Buber, entre otros.
    1. El principio del encuentro. CORREGIR EN EL ÍNDICE
Menciona Moreno (1975, 1995) que el principio fundamental a todas las formas de psicoterapia y curación emocional es el encuentro genuino entre personas; y desde su perspectiva consiste en que se generen las condiciones para que los implicados en la relación, tengan la posibilidad de reconocerse, mirarse, sentirse, estando y siendo juntos en un momento y espacio tiempo.
Para la mejor comprensión de este concepto hay que retomar lo que propone Buber (1984) con relación al Yo-Tú, donde hace un especial hincapié en que el yo solo puede existir a partir del reconocimiento del tú, por lo que la mínima unidad existencial es la diada “yo-tu”.
Moreno mencionó que el encuentro solo es posible a partir de la relación y la reciprocidad, solo cuando cada uno de los implicados experiencÍa la más simple y profunda existencia del otro, podrá experimentar la suya propia.
El encuentro no es un concepto teórico ni estático, ya que solo es posible acceder a él a partir de la existencia en relación, de ahí que desde la mirada socionómica, la patología y los problemas interpersonales, se producen a partir de la dificultad para que las personas tengan un encuentro, ya que desde esta perspectiva, la relación no es libre, natural y espontánea, dado que muy probablemente los roles que desempeñen los implicados obedecerán más bien a conservas culturales, por lo que en lugar de responder a las necesidades de representación del momento, serán rígidos y estereotipados, sin ningún contenido vital y sí más bien representando un guión cultural.
El yo-tu que posibilita el encuentro, se establece desde una comunicación existencial y no objetal, ya que si esto fuera así, sería una relación yo-ello. El yo-ello –retomando a Buber- se fundamenta en la cosificación de lo otro, no es libre ni espontánea y más allá que el encuentro pretende el control.
Uno de los elementos fundamentales para la comprensión del encuentro, es que a partir de que se “encuentran” más de dos personas, es que se posibilita la construcción de un “nosotros”, que contiene un profundo sentido de identidad y existencia y a partir de los cuales se pueden establecer los límites de un grupo, ya que aquellos que no pertenecen a esta categoría no forman parte del grupo.
      1. La telé
Telé es un concepto fundamental del pensamiento socionómico. Moreno observó desde muy joven, la presencia de una fuerza que permite que las personas se atraigan o rechacen, y plasma estas observaciones en sus primeros escritos sobre el teatro de la espontaneidad.
En la escena convencional parecen ser suficientes los cinco sentidos, pero en la interpretación espontánea se va desarrollando un sexto sentido que percibe los sentimientos del compañero. Un actor entrenado puede renunciar gradualmente a todas las técnicas de comunicación y confiar sólo en el factor medial [cambiado posteriormente por telé], que guía su mente para prever las ideas y acciones del compañero. Hay actores ligados el uno al otro por una correspondencia invisible, dotados por una especie de sensibilidad exasperada por los recíprocos sentimientos interiores, [...] son recíprocamente telepáticos [...]” (Moreno 1947, en Boria 2001).

En el fragmento anterior, se plasma la observación de una fuerza psicoafectiva presente entre las personas, concepto que posteriormente Moreno elabora, amplia y profundiza. En 1966, lo define:
[...]del griego lejos[...] se constituye como una relación elemental que puede existir entre individuos[...] y que el –ser humano-1 desarrolla paulatinamente desde su nacimiento como un sentido para las relaciones interhumanas. Se le puede considerar como el fundamento de todas las relaciones sanas; y consiste en el sentimiento y conocimiento de la situación real de las otras personas. La telé existe normalmente desde el primer encuentro y crece de un encuentro a otro. Ocasionalmente puede estar desfigurado por el influjo de fantasías de transferencia [...]” (Moreno 1966).
Realizando el análisis del concepto anterior, observamos que se menciona que la telé se constituye como una relación elemental (genética), que se tiene desde el nacimiento y que se desarrolla y diferencia conforme la persona madura, lo anterior fundamentado en múltiples investigaciones realizadas por Moreno (1966, 1972, 1974) donde se enfocó a la observación de grupos de recién nacidos, de estudiantes universitarios, de trabajo y de enfermos mentales.
La telé se conforma como una unidad básica de sentimiento que se trasmite de un individuo a otro, y se establece como una expresión de la tendencia natural del ser humano para establecer vínculos emocionales con el otro, siendo la calidad de la emoción que transita entre las personas, la que proporciona la característica de atracción o rechazo (Boria 2001).
La definición propuesta por Moreno, supone que la telé es el fundamento de todas las relaciones sanas y que es de naturaleza bi-direccional, lo que significa que el flujo emocional viaja simultáneamente entre las personas implicadas en la relación. Cuando Moreno se refiere a una relación sana, quiere decir que en ella hay congruencia en el sentido de la telé que se trasmite entre los interlocutores, ya sea de aceptación (positivo), rechazo (negativo) o indiferencia (neutro). En el sentido valorativo, la telé positiva, siempre va cargada de sentimientos, que implican un agrado por la otra persona; la negativa contiene sentimientos de desagrado, mientras que la neutra no lleva intensidad ni carga afectiva. Estos sentimientos siempre se presentan en distintos niveles de intensidad, e implican una mayor atracción o rechazo por el otro.
La congruencia en la telé consiste en que cuando una persona A siente atracción por otra B, también B siente atracción por A. En este caso, tanto A como B tienen un “buen” sentido de las relaciones sociales y son capaces de percibir intuitivamente las características del otro y de establecer vínculos emocionales adecuados y satisfactorios.
En relación con la última parte de la definición de Moreno –su origen-, Boria (2001) menciona que desde una perspectiva genética, la telé surge antes que la transferencia2, y aclara que aquélla se constituye como una modalidad de funcionamiento primario e innato, mientras que la transferencia es aprendida y consecuente con la experiencia. Aclara Moreno (1966) que la telé a diferencia de la transferencia, es un sistema objetivo y susceptible de ser observado e incluso medido en la realidad de los grupos.
Cuando el niño nace, tiene un pobre sentido de la telé, su única relación es con su madre, ya que es ella quien representa el primer “otro” con el que establece un vínculo télico; y conforme el niño se va desarrollando, se amplía su estructura de relaciones télicas, observándose esto en la emisión por parte del infante, de un mayor número de señales emotivas que trascienden la figura de la madre; estos sentimientos -Menciona Boria (2001)- se dirigen de forma cada vez más diferenciada a las distintas personas.

      1. La teoría de roles.
El concepto de “rol”, Moreno lo retoma del teatro y menciona que la construcción de éste tiene que ver con la fusión de elementos individuales y colectivos.
Dice Moreno que resulta imposible la observación directa del “Yo”, pero que éste puede ser observado de forma indirecta por medio de “[...]los roles con que se manifiesta[...]”, aclara que la forma en que se constela y conforma la red de roles a través de la cual interactúan las personas, habla de una determinada forma cultural (1954 citado en Boria 2001):

El rol puede ser identificado como las formas reales y perceptibles que toma el SÍ. Por lo tanto definimos al rol como la forma operativa que el individuo asume en el momento específico en el que reacciona a una situación específica en la cual están involucradas otras personas u objetos. La representación simbólica de esta forma operativa, percibida por los individuos y los otros se llama rol. La forma es creada por las experiencias pasadas y por los modelos culturales de la sociedad en la que vive la persona, y es sostenida por las características específicas de las capacidades productivas de la persona misma. Cada rol contiene una fusión de elementos privados y colectivos” (idem.).
Etimológicamente, el término rol (del latín rotulus =rueda), se refiere a la parte que un actor interpreta en una representación teatral, de forma más específica y de acuerdo con los intereses del presente, éste se presenta en un espacio de convergencia entre la psicología y la sociología, ya que para la representación de cada uno, se implican conductas individuales y sociales.
De la definición anterior, podemos extraer los elementos necesarios para explicar la importancia teórica de este concepto y su relevancia en el trabajo psicodramático y el pensamiento socionómico. En primer lugar, para Moreno el rol es un elemento que permite la organización de todos los elementos que conforman la personalidad en un momento/espacio determinado, lo que quiere decir que los roles no son una abstracción teórica ni se presentan en el vacío, sino que la persona siempre representará un rol en un contexto determinado. Menciona que se constituye como una forma operativa, porque permite la manifestación de esta organización por medio de comportamientos específicos, que son susceptibles de ser observados y medidos.
Todo rol se da en una bipolaridad, lo que implica que siempre hay un “otro” implicado, que responde de manera recíproca por medio de la representación de un “contra-rol”, es decir, para que aparezca un rol, siempre debe haber otro que desempeña un contra-rol, siendo mediatizado como lo menciona Homans (1968), por una tarea específica que demanda y posibilita la interacción.
Moreno también hace referencia a la representación simbólica del rol, esto se refiere a que más allá de las conductas específicas que implica la representación de un rol determinado, estos comportamientos van cargados de significado. Dichos significados son atribuidos al rol en distintos niveles; (a) el primero se refiere al que le atribuye la persona, y esto tiene que ver con los aprendizajes previos que la persona tiene, y lo que sabe que implica cierto rol y forma de relación; (b) el segundo es el significado social que le es atribuido a partir de los patrones culturales y sociales donde cada persona se desarrolla, y le imponen a ésta la carga de ciertos límites comportamentales específicos para cada rol; (c) el tercero se refiere al significado contextual, que tiene relación directa con el momento y espacio específico en que se demanda el desempeño de un rol determinado; en estos casos cabe la frase de Víctor Frankl (1999) cuando escribe que “ante situaciones extraordinarias, lo normal es el comportamiento anormal”, es decir, que ante una situación específica, se impone a la persona una demanda determinada, y que la persona que tiene cierta capacidad espontánea, emitirá conductas específicas para responder a la situación. Cuando éstas son consideradas fuera del contexto específico en que se producen, no resulta válida la emisión de ningún juicio sobre ellas.
En el campo del trabajo socionómico, la comprensión de la teoría de los roles es fundamental, ya que en el contexto de un grupo determinado, cada miembro desempeña un papel (rol) específico qué es necesario para la supervivencia del colectivo. Lo que implica que dentro de cada grupo se teje una compleja red de roles que se relacionan e interactúan de forma dinámica entre sí.
La forma en cómo se estructura la red interacciones dentro del grupo no es casual, ésta se encuentra mediada por la telé, lo que significa de cada miembro del grupo se relaciona con los otros de forma específica, representando determinados roles con base en ciertos principios y motivaciones de atracción y rechazo, sean conscientes o no.
Poner de manifiesto los roles y contra-roles que cada miembro representa en el grupo3, permite clarificar la estructura oculta y particular, posibilitando comprender la configuración de aquél tanto en su sistema de relaciones internas, como en el sistema de relaciones externas, que le permiten adaptarse al medio y hacer frente a él (Homans, 1968).

      1. El factor E/C.
El Factor E/C (Espontaneidad Creatividad) es un tema angular y fundamental de toda la teoría y técnica morenianas, sus alcances van más allá de una construcción teórica, y tiene implicaciones filosóficas, morales y epistemológicas, encontrando su anclaje en los métodos y técnicas desarrolladas por Moreno (sociometría, psicoterapia de grupos, sociodrama y psicodrama).
Las raíces de estos conceptos, se pueden rastrear en el movimiento espiritualista religioso de finales del siglo XIX que se desarrolló en Viena en oposición a las corrientes positivistas-deterministas. Uno de los principales exponentes de ésta fue Henri Bergson, quien plantea en sus escritos la imperiosa necesidad de lograr una integración entre ciencia y religión, ideas a las que no era ajeno Moreno. Para Bergson, la evolución era el resultado de un proceso creativo, fundamentado en el impulso vital (élan vital).
A pesar de que resultaría imposible separar a la creatividad de la espontaneidad tal y como se manifiestan, -por razones de exposición-, comenzaremos explorando la espontaneidad, para posteriormente vincularla con la creatividad.
La espontaneidad como expliqué más arriba, es un fenómeno que trasciende a la teoría y la filosofía, y se presenta en la vida misma. Moreno menciona que:
[...] la espontaneidad actúa en el presente, aquí y ahora, y estimula al individuo hacia respuestas adecuadas en situaciones nuevas y a respuestas nuevas en situaciones conocidas[...]”. (Moreno 1974)
La anterior definición es muy profunda y plantea retos importantes para su estudio y explicación; en primer lugar, Moreno expresa que la espontaneidad actúa en el presente, esto se refiere a que ésta se da en un momento, que puede hacerse uso de “toda” o no, pero que no es posible acumularla.
El segundo elemento de la definición es el que se refiere a la situación de la espontaneidad como un estado bio-psico-social, más que como un elemento energético, ya que para que se presente ésta, es fundamental preparar a la persona para el acto creativo, en donde la espontaneidad-creatividad se fusionan y producen una respuesta determinada.
Cuando la persona se encuentra en un estado de espontaneidad, se siente vitalizada y llena de energía; una energía que para que sea integradora, debe ser dirigida hacia la creatividad, hacia la transformación de la realidad personal y social, rompiendo esquemas cristalizados y limitantes; referidos por Moreno como “conservas culturales”. Cuando en determinada situación la persona no responde en un estado de espontaneidad, el acto es mecánico, reflejo y estereotipado. Los actos espontáneos en oposición a los estereotipados, son los que permiten la evolución y crecimiento del ser humano.
Una respuesta espontánea siempre es ecológica y armónica, tanto para el sujeto como para el contexto social donde éste se encuentra, lo que significa que cuando las personas actúan espontáneamente en situaciones nuevas o conocidas, los resultados de estos actos conllevan implícitamente una transformación benéfica para todos los implicados.
Moreno durante toda su vida, luchó contra lo que Bantler (2005) denomina robopatía, que se refiere la tendencia generada en el mundo desde finales del siglo XIX, y que alcanzó su máxima expresión en el siglo XX, cuando se orienta y presiona a los individuos para alejarse de toda respuesta espontánea o creativa, dando preferencia a respuestas y comportamientos rígidos y estereotipados, lo que conlleva a que la persona se alineé con lo que los sistemas culturales, políticos o sociales marcan en el momento, esto por temor a la exclusión o aislamiento; generando como consecuencia la alienación.
Lo anterior tiene importantes implicaciones para la salud4 física, emocional y social, porque cuando las personas viven como autómatas estereotipados, tienden a acumular importantes cantidades de ansiedad y estrés, ya que como Moreno menciona, el ser humano es naturalmente espontáneo y creativo, destacando que “la ansiedad es una función de la espontaneidad”, donde si el acto es adecuado, la persona se siente en plenitud, mientras que Cuando hay una pérdida de espontaneidad la ansiedad alcanza su máximo punto”, en el que la persona continuamente realizará actos inadecuados, debido a la incapacidad para responder de forma favorable a las demandas psico-ambientales, ya que el contexto social y sus actores son dinámicos y se encuentran en constante cambio lo que demanda una adaptación continua de la persona.
Cuando la espontaneidad no se puede ejercer en condiciones favorables, será siempre disruptiva, colocando a la persona en una situación de vulnerabilidad. Esto se hace patente como lo muestra Moreno, en los esquizofrénicos, quienes presentan conductas novedosas pero incoherentes, desorganizadas e impertinentes socialmente, que los imposibilitan a la realización de las más simples tareas como cortar un limón o abrir una puerta; en estos casos, se habla de una espontaneidad patológica.
Es importante destacar como lo hace Blatner (2005), que la espontaneidad no es opuesta a los hábitos, ya que muchos de éstos son adaptativos; lo que hay que subrayar, es la necesidad de que la persona se mantenga atenta a la necesidad de modificar y replantear sus comportamientos habituales, para que éstos respondan a la situación.
Menciona Boria (2001) que la creatividad “constituye la más alta inteligencia que el hombre conozca, y representa una fuerza que invade todo el universo y por lo que ésta aparece en continua evolución”. Moreno subraya que una patética perversión de la humanidad, es la tendencia a dar el máximo valor a la obra terminada, sobre el proceso de preparación tanto físico como psíquico para la producción de ésta; una característica fundamental para el desarrollo de la creatividad, lo constituye la filosofía del momento, ese instante en que la persona tiene que prepararse y hacer acopio de sus recursos para emitir una respuesta adecuada5.
Según Moreno (1974) un acto creador va acompañado de cinco propiedades: (a) lleva implícita la presencia de una importante dosis de espontaneidad, (b) acompañada de una fuerte sensación de sorpresa de lo inesperado, (c) siempre se encuentra orientado a la transformación de la realidad dentro de la cual surge, dirigiendo ésta siempre a niveles más adaptativos y menos conflictivos, (d) implica siempre un actuar sui géneris, donde la persona se desenvuelve sobre las circunstancias asumiendo control y dirección, (e) como resultado de este tipo de actos, la persona siempre se ve impelida a la toma de consciencia de ella, su contexto y su implicación en éste.
Boria (2001) dice sobre la creatividad que:
se refiere exclusivamente al acto mismo, mientras que la espontaneidad se refiere a la preparación para éste; lo que significa que la persona es espontánea mientras busca comportamientos nuevos y adecuados, y es creativa cuando los encuentra”.
Lo anterior muestra la inseparable relación e interdependencia de la espontaneidad y la creatividad, y permite comprender cómo es que Moreno a lo largo de su trabajo y reflexión teórica, modificó su postura de factor e (espontaneidad) a factor E/C (espontaneidad-creatividad).

      1. Inconsciente individual, co-inconsciente e inconsciente colectivo
El adjetivo de Inconsciente (Laplanche 1983) se utiliza para nombrar a todos esos contenidos que no se encuentran presentes en el campo actual de la consciencia, pero sí en la psique del individuo (Dorsch 1981) y pueden producir efectos en la consciencia y el comportamiento.
Jaspers (1993) menciona que lo inconsciente puede ser pensado por su origen a partir de la consciencia, que ya no se recuerda pero que puede ser recordado, aquello que por falta de atención no es asociado con contenidos significativos, que queda en el olvido y no es convertido en objeto.
Freud (1915) lo denomina como un representante de la pulsión que se sitúa entre lo somático y lo psíquico, y que por lo general, se encuentra reprimido por lo que no tiene acceso a la consciencia más que por sus formaciones.
El enfoque de Moreno, en cambio, se orienta hacia la terapéutica de las relaciones interpersonales, a partir de los vínculos que se establecen cuando dos personas se encuentran interactuando en la representación de ciertos roles en una situación determinada.
El enfoque de la perspectiva interpersonal de Moreno se basa en los vínculos, compromisos y afectos que se generan al superponerse los átomos sociales de los implicados en la relación, por lo que el concepto de Inconsciente (Inc.) planteado por Freud, es limitado ya que se enfoca en la explicación de la psique individual y no en la dinámica psíquica producto de las relaciones interpersonales; ósea en el “entre”.
De ahí que se marca la necesidad de modificar el significado y alcance del concepto del Inconsciente (Inc.) para que sea posible acceder y explicar los productos no de una psique aislada, sino de una realidad producida en común a partir de las interacciones de la vida conjunta, por lo que Moreno (1995) se vio en la necesidad de acuñar el concepto de “co-insconsciente” (CInc.) pretendiendo explicar una entidad psíquica e interaccional en la que existen contenidos comunes a dos o más personas.
Este concepto no pretende anular las construcciones psicoanalíticas explicativas de la psicología profunda, sino que al igual que en caso del concepto de Telé, surge de la necesidad de ampliarlo para poder explicar fenómenos producto del trabajo interpersonal en distintas situaciones de parejas, familias y grupos.
El inconsciente colectivo es un término acuñado por Jung, y se refiere a los contenidos psíquicos que se suponen comunes a toda la humanidad, y que no tienen su origen en la psique individual. Jung llegó a esta conclusión a partir de la comparación de sueños de sus pacientes con miles de mitos, leyendas y religiones de diversas culturas y regiones geográficas. Menciona que su fundamento son las experiencias de los antepasados y que se transmite a las generaciones posteriores a partir de las narraciones culturales (cuentos, mitos y leyendas) y por los rituales; por lo que sus contenidos se refieren a figuras simbólicas conocidas como arquetipos (Echegoyen, s/a).
Menciona Jung (citado en Moreno 1995) que es necesario dividir los contenidos del consciente e inconsciente en individuales y colectivos; siendo los primeros, personales en la medida que los materiales que se producen pertenecen solamente a la historia individual; mientras que los del colectivo, pueden rastrearse impersonales y con un tono netamente universal a la especie humana.
Sobre los planteamientos junguianos del Inconsciente Colectivo, menciona Moreno que es un concepto que aunque válido para la explicación de la psique humana colectiva, no permite explicar los fenómenos psíquicos que se presentan en las situaciones interhumanas debido a su gran abstracción; ya que al dar el salto del Inconsciente personal al colectivo, ha dejado un abismo para explicar los fenómenos de la interrelación y cohesión de las familias y pequeños grupos en el nivel de la psique inconsciente.
Sostiene Moreno la hipótesis de que cuando las personas mantienen relaciones interpersonales profundas y con interacciones constantes y permanentes, es inevitable que vayan generando contenidos psíquicos comunes, por lo que las dificultades de adaptación o neuróticas pueden proceder de la relación interpersonal y encuentran explicación al explorar esta zona co-inconsciente.
El co-inconsciente (CInc.) a diferencia del Inconsciente colectivo, se refiere a todos aquellos contenidos psíquicos, afectivos, simbólicos, de identidad, etc. que se van construyendo y compartiendo las personas a partir de los encuentros e interacciones que van compartiendo, de ahí que el contenido, simbolismo y significado de estos se encuentre relacionado con la naturaleza de la relación, la dirección e intensidad de la telé, la dinámica de roles y el encuentro interpersonal. Mientras que los contenidos colectivos provienen directamente de la cultura y se encarnan en figuras arquetípicas que sirven como referentes socioculturales y antropológicos.

    1. Concepto socionómico de grupo.
Un grupo es un determinado número de personas que se encuentran en un contexto definido, que interactúan entre sí, mediante el desempeño de distintos roles, que se mantienen unidos a partir de la telé y comparten contenidos co-inconscientes y psico-afectivos.
Entendemos que para que se exista un grupo, deben encontrarse en interacción al menos tres personas, ya que es a partir de la triada que se puede desarrollar una dinámica grupal, con una telé estructura, patrones sociométricos de interacción y una dinámica de roles.
El grupo no existe en el vacío, siempre se encuentra inmerso en un contexto, es decir, un ambiente que le impone ciertas condiciones y le demanda ciertas acciones para poder sobrevivir. De ahí que a partir de las condiciones del contexto donde se encuentra el grupo es que éste se organiza en las actividades (Homans, 1968) que sus miembros deben desempeñar. Las actividades son conductas concretas que los miembros del grupo realizan ya sea de forma individual o en conjunto con otros miembros para que aquél pueda responder a las demandas de su contexto y sobrevivir en su medio.
Las actividades que se realizan al interior del grupo generalmente producen la interacción entre los miembros de éste, ya sea para la realización de una tarea conjunta, o porque la actividad de uno estimule la actividad de otro.
Estas interacciones que se producen entre los miembros del grupo, generalmente generan en los implicados, sensaciones físicas y emocionales de agrado o desagrado, lo que podemos calificar como sentimientos.
Hasta ahora, hemos presentado tres elementos que determinan la manera como se organiza el grupo, las actividades, las interacciones y los sentimientos. A partir de estos elementos, la organización del grupo se desarrolla en dos niveles o sistemas; el sistema interno y el externo (Idem.); en el sistema externo, el grupo se organiza para sobrevivir, por lo que los elementos primordiales son las tareas y las interacciones que éstas generan en el ambiente, de ahí que la asignación y asunción de roles giran en torno al desempeño de actividades que lleven al grupo a sobrevivir. Mientras que en el sistema interno, el foco principal son los sentimientos y la vida psico-afectiva del grupo.
Con base en lo anterior, podemos mencionar que el sistema externo es el núcleo de actividad del grupo mientras que el interno es en donde se concentra la vida emocional de éste.

    1. Las ramas de la socionomía.
Menciona Moreno (1966) que la Socionomía “es la ciencia que se encarga del estudio de las leyes sociales”. Esta definición puede parecer muy ambiciosa, pero debemos comprender que el contexto en que Moreno construyó su teoría era netamente positivista. En la actualidad, en cambio, contamos con una perspectiva de pensamiento más amplia, que nos permite además de acceder a evidencias empíricas de conocimiento, poder dar entrada a mirada más comprensiva de los fenómenos individuales, familiares, grupales y sociales.
En este tono, me gustaría puntualizar el concepto planteado anteriormente en el sentido de que la socionomía es una ciencia que se encarga del estudio de los principios y fenómenos microsociales, especialmente de los grupos pequeños, instituciones y comunidades.
Podemos considerar a la socionomía como una ciencia debido a que tiene un objeto de estudio bien definido (los grupos pequeños), plantea un problema para este objeto (los principios y fenómenos), cuenta con una construcción teórica propia y posee sus métodos y técnicas particulares.
La socionomía se encuentra dividida en tres grandes ramas que, a su vez, son construcciones teóricas y métodos para el estudio y abordaje de distintas facetas y cualidades de los grupos pequeños. Ellas son la sociometría, sociodinamia y sociatría.

      1. La sociometría.
En palabras de Moreno, la sociometría se encarga del estudio matemático de las cualidades psicosociales de la población, de los métodos experimentales y de los resultados de aplicación de principios cuantitativos.
La sociometría (metrum) es la rama dura del pensamiento moreniano, y parte de los principios de atracción y rechazo derivados de las fuerzas de la telé entre las personas. Pretende medir la estructura de un grupo, el tipo y cohesión de la relaciones de los miembros, las distintas formas de organización grupal dependiendo del contexto, la posición de los distintos subgrupos y las redes psico-socio-afectivas que circulan al interior de éstos y en el macro-grupo, la posición y vínculos afectivos de las personas pertenecientes a un determinado grupo, entre otras.
Sociométricamente, es posible realizar una fotografía a una familia, grupo, institución o comunidad para a partir de ahí, realizar observaciones diagnósticas que permitan el desarrollo de estrategias de intervención, así como para la evaluación a posteriori de dichas intervenciones.
La sociometría comienza con la situación contextual del grupo así como del objetivo de la medición del mismo, a partir de ahí se formula un criterio sociométrico y se elabora el test que puede ser aplicado en distintas modalidades (hot sociometry, cool sociometry o cold sociometry).
La hot sociometry es la que se aplica in situ y en actum6, es decir en la situación, acción y momento en que se encuentra el grupo, ya sea en una sesión de psicoterapia psicodramática o en un taller. Sus principales finalidades pueden ser el reconocimiento de ciertas cualidades del grupo, un ejercicio de caldeamiento inespecífico7, o para la elección de un protagonista para la dramatización.
La cool sociometry o test del momento, posee una mayor sistematización que la anterior, se aplica también in situ pero no in actum, sino que puede ser de manera oral o en una hoja en blanco, donde los participantes anotan sus elecciones.
La cold sociometry parte de la construcción de un instrumento estructurado, y requiere que se celebre un rito para su aplicación, ya que demanda de formalidad y ciertas condiciones, una de las características de ésta, es que el cuestionario puede ser estandarizado y estructurado para la medición de uno o varios criterios sociométricos, y puede aplicarse a un solo grupo, a una comunidad o institución completa en uno o en distintos momentos.
Los datos obtenidos de la aplicación del test se vacían en matrices sociométricas siendo posible la elaboración de sociogramas, el cálculo de valores e índices sociométricos individuales y grupales8.

      1. La sociodinamia.
Menciona Moreno (1966) que la sociodinámica [sociodinamia] parte del estudio de la estructura de los grupos sociales, los aislados y las asociaciones de grupos, la define como” una serie de leyes que expresan la influencia de las fuerzas supraindviduales y sociales en el destino de los individuos del grupo”. Ésta emerge empíricamente de los estudios sociométricos, y desde nuestra perspectiva es la parte más comprensiva del pensamiento moreniano, ya que en ésta, el autor da un paso más allá del metrum que en un momento puede llevar a concebir al grupo en una situación estática y congelada, por lo que nos sería imposible comprender su devenir, especialmente por ser un ente conformado por seres vivos.
La sociodinamia pretende comprehender; es decir, penetrar profundamente en el devenir del grupo, para lo que Moreno planteó una serie de principios9, que Homans desarrolló con mucha mayor amplitud.
El principio sociogenético se refiere a que las organizaciones microsociales tienen una evolución paulatina, donde las más sofisticadas provienen de las más simples, siendo que todos los grupos deben pasar por distintas etapas de desarrollo10.
El principio sociodinámico propone una distinta perspectiva de la estratificación social, fundamentado principalmente en la madurez de la personalidad y el desarrollo psicoafectivo, siendo así que aquellos individuos con una personalidad menos desarrollada o con ciertos rasgos psicopatológicos, se mantendrán aislados dentro de los distintos grupos a los que pertenezcan o pretendan pertenecer poseyendo generalmente bajos estatus sociométricos; mientras que aquéllos con una mejor integración psicoafectiva y sanidad mental no se mantendrán aislados dentro de los grupos, establecerán y/o pertenecerán a sistemas de relaciones complejos y estructurados (triángulos, cuadrados, cadenas, etc.) teniendo altos niveles de estatus al aplicar estudios sociométricos.
La gravitación social se refiere a la manera en cómo se relacionan y mueven entre sí los grupos en las redes macrosociales; de ahí que el acercamiento o repulsión de un grupo hacia otro dependerá directamente de las fuerzas de atracción o de rechazo que existan entre sus miembros, siempre que las condiciones del medio permanezcan estables; de lo contrario, se podría esperar un reacomodo de las fuerzas télicas en función de la supervivencia de ambos grupos.
Las redes interpersonales son lo que hoy se conoce como redes sociales y se refiere a que dentro de los microgrupos (familias o pandillas) y los macrogrupos (organizaciones o comunidades) existen canales o conductos por los que fluyen contenidos de distinta naturaleza, ya sean comunicacionales, operativos o psicoafectivos. Estas redes son dinámicas y se van ajustando con base en las distintas etapas y situaciones a las que se enfrenta el grupo, de ahí la importancia de detectarlas y seguir tanto su estructura y organización como contenidos que fluyen a través de ella

    1. El grupo y su ambiente.
Uno de los elementos fundamentales para el trabajo con grupos, y especialmente desde la sociodinamia, lo constituye el ambiente donde se encuentra inmerso el grupo, ya que es de éste de donde recibe toda la información y condiciones que son necesarias para su sobrevivencia.
Para iniciar el análisis sociodinámico de un grupo, habría que considerar el ambiente en las siguientes dimensiones:
  1. Ambiente situacional: es aquí donde se reconoce la historia del grupo y los motivos de su formación. Resulta fundamental comprender la historia del grupo, especialmente sobre las circunstancias de su formación y aquellos acontecimientos relevantes que influyen en ésta, como: separación de miembros, conflictos, fallecimientos, incorporación de nuevos miembros, etc.
El reconocimiento del ambiente situacional permite comprender el estado en que se encuentran los vínculos de relación entre los miembros, así como las características y sanidad de los canales de comunicación y redes psicoafectivas; así mismo, permite la visualización de las estrategias y procedimientos en los que el grupo ha enfrentado las distintas contingencias de su historia.
Otro elemento a tomar en cuenta, se refiere a la situación actual del grupo, especialmente su circunstancia y las demandas que recibe del ambiente, ya que a partir de esto será posible la comprensión de la dinámica presente en este momento, especialmente la organización de las actividades e interacciones, así como los sentimientos generados por éstas en los sistemas internos y externos (más adelante puntualizaremos estos conceptos).
  1. Ambiente físico: se refiere a ¿dónde se encuentra el grupo?, ¿cuáles son las condiciones de donde se encuentra? Ubicar y describir el ambiente físico del grupo, comprender las condiciones de vida de éste y especialmente, la forma como se organiza para sobrevivir. Como mencioné más arriba, todo grupo vive en un contexto y lugar determinado, lo que le impone condiciones que determinan una organización en particular, tanto a nivel de las tareas como en el sentido de las interacciones y patrones de comunicación entre los miembros.
  2. Condición psicosocial: en este rubro, se debe dar respuesta a las siguientes preguntas; ¿para qué se reúne?, ¿qué se espera del grupo? La puntualización de este punto, permite clarificar las expectativas que se tienen sobre el grupo, y aquellos posibles contenidos ideológicos provenientes del sistema macrosocial en que se encuentra inmerso el grupo; así encontraremos condiciones distintas en dos grupos familiares que aunque tengan la misma conformación en cuanto a sus miembros y nivel educativo de éstos, habría que tener muy claro las características del contrato matrimonial de los padres, los medios laborales y educativos, nivel sociocultural y económico, entre otros.

      1. Los elementos de la conducta grupal.
Para el pensamiento socionómico, los grupos cobran vida cuando sus miembros entran en acción e inter-acción; de ahí que nos sea posible observar la vida de aquéllos como si se desarrollara en escenas, considerando el contexto social como un escenario.
De ahí que para la sociodinamia, la descripción de los acontecimientos grupales tiene que ser densa y detallada, ya que debe quedar muy claro el escenario tanto en sus características físicas como las del clima afectivo.
Para comenzar con el estudio sociodinámico, resulta fundamental que se tenga en cuenta que tanto el grupo como su contexto son cambiantes, pero es ahí donde se encuentra la riqueza, ya que a partir de un seguimiento paciente y detallado es como nos será posible captar el espíritu grupal. Es necesario que se comience desde lo más básico, para lo cual el sociónomo, deberá desprenderse de todo afán interpretativo colocándose en una postura descriptiva paciente y puntual, con la consecuente recompensa de que le sea revelado el sentido profundo vital y existencial del grupo.
La clave para acceder a lo anterior, reside en partir de la descripción puntual de acontecimientos, para acceder a las costumbres del grupo, esto es posible cuando se pueden ubicar las repeticiones simples y sencillas de acontecimientos en intervalos de tiempo específico. Es en este punto donde podemos incluir otra variable para el abordaje de la dinámica del grupo, el “tiempo”.
Entonces, tenemos un escenario, actores y tiempo, los acontecimientos y las costumbres pertenecen a la representación del guión vital, cultural y existencial, a partir del cual la vida cobra sentido; así, podemos pensar la vida del grupo como una sinfonía donde los miembros y sus acciones tienen un ritmo y melodía, pero en la que es posible que se presenten disonancias o rupturas que pueden ser fortuitas o que si se presentan con regularidad, seguramente serán costumbres cargadas de significado.
Para acceder al sentido profundo de la sociodinamia, Homans (1950, 1961, 1968) menciona que es posible mirar la dinámica de los grupos a partir de un triángulo autogenerado, interdependiente e inseparable: la actividad, la interacción y los sentimientos.
La actividad se refiere a lo que hacen las personas en el medio físico, ya sea con o sin la utilización de utensilios, solos o acompañados, dentro o fuera de los límites del grupo. Ésta se convierte en un concepto analítico que permite responder a las preguntas ¿qué se hace?, ¿quién lo hace? ¿cómo se hace?
Normalmente y dentro del contexto de los grupos sociales, las actividades aunque se hagan en solitario, implican a las actividades de otros, ya sea de forma simultánea o subsecuente. Es decir que normalmente las actividades de una persona son producto o generan las actividades de otros, lo que provoca que las personas generen interacciones ya sea para realizar actividades o como producto de ellas.
Las interacciones surgen a partir de la comunicación verbal o simbólica entre los miembros del grupo. Y es en este punto donde se entrelazan la sociometría y la sociodinamia, ya que la dirección, frecuencia e intensidad de las interacciones se encontrarán directamente relacionadas con el patrón sociométrico del grupo, que a su vez se verá reforzado o modificado por los acontecimientos sociodinámicos que se generen durante la vida grupal. Menciona Homans que las redes socioafectivas y los canales de comunicación, son los eslabones que unen las cadenas de interacción; pero resulta más fácil acceder a las interacciones que a los canales de comunicación, por lo que el acceso a aquéllas es a partir de éstos, es decir que el conocimiento y profundización en la sociodinamia de un grupo particular se da en una espiral partiendo del binomio inmersión-reflexión.
Para acceder a las interacciones, nos planteamos las siguientes preguntas: ¿quién se comunica con quién?, ¿en qué orden?, ¿qué tanto?, ¿cuánto dura su comunicación? ¿qué acciones acompañan o se desprenden de esta comunicación?, ¿cuál es el orden de la comunicación?
Y finalmente, tenemos los sentimientos que, según Homans, son los elementos más subjetivos de la conducta social y surgen como resultado de las actividades y las interacciones. Éstos son definidos cómo todas aquellas sensaciones internas que tiene el sujeto, resultantes de las actividades e interacciones realizadas dentro del contexto grupal (Homans, 1968).
Es posible ubicar sentimientos muy simples y básicos como el sueño, hambre, sed, molestias o dolores físicos; hasta situaciones emocionales y psicológicas más complejas como el agrado o desagrado hacia los otros, la alegría, enojo, satisfacción o amor. Para acceder a los sentimientos y estados afectivos de los miembros del grupo, habría que preguntarse ¿cuántas sensaciones físicas o emocionales presenta el sujeto?, ¿de qué tipo son?, ¿cómo las evalúa la persona?, ¿qué tan intensas son?, etc.
Desde la perspectiva sociodinámica, los elementos antes descritos se presentan permanentemente dentro de toda situación social, de ahí que para la comprensión de la dinámica de un grupo particular, resulte indispensable identificar, definir y ponderar cada uno de estos elementos y la manera como se articulan entre sí en cada situación.

      1. La organización sistémica en los grupos.
Dice el Diccionario de la Real Academia Española (2001) que un sistema es un “Conjunto de cosas que relacionadas entre sí ordenadamente contribuyen a determinado objeto”. Como hemos observado en las páginas anteriores, dentro de la sociodinámia existen una serie de elementos que confluyen en un tiempo y espacio determinado de manera sinérgica y con una organización específica ya sea a partir de la relación del grupo con su ambiente y tiene una relación directa son su supervivencia o con la forma como de organizan las relaciones interpersonales al interior de este.
Homans (1968) menciona que los grupos se encuentran organizados fundamentalmente en dos sistemas, el interno y el externo; ambos poseen en su interior todos los elementos de la dinámica grupal, pero organizados de manera particular.
En el sistema externo, la organización del grupo está directamente relacionada con la sobrevivencia de este en el ambiente, de ahí que el punto de organización fundamental sean las actividades, por lo que las interacciones y los sentimientos se estructuran entorno a estas; como por ejemplo la preparación de los alimentos, la preparación de los niños para ir al colegio; ¿quién?, ¿cuándo? y ¿cómo? se consiguen recursos para la manutención.
En la conformación de un grupo, el primer elemento y más superficial en primera instancia, lo constituye el sistema externo, ya que se va conformando de todos aquellos elementos aportados por sus miembros y que los motivan para la pertenencia a este, de ahí que en un primer momento, el grupo se vea cargado de expectativas y deseos que deben ser conciliados con los objetivos del grupo y las condiciones del ambiente para que se consolide la pertenencia y el grupo vaya madurando posibilitando la conformación del sistema interno (hablaremos más delante de este).
Cuando el grupo se encuentra in status nacendí, resulta fundamental el conocimiento de las motivaciones para la conformación y pertenencia a este, ya que esto brinda una clara visión de la posición que tomará cada miembro así como los elementos de la individualidad que está dispuesto ceder a favor de la construcción de la grupalidad. En el contexto de los grupos familiares, esto nos indica el sentido de los futuros conyugues para casarse, así como las disposiciones para pertenecer de una cierta manera a una determinada Gen (familia extendida)11.
Una de las formas principales para acceder al sistema externo de los grupos según Homans, se refiere a la manera en cómo se encuentra organizado el trabajo, ya que desde su perspectiva (estamoa de acuerdo con él) eso marca el esquema general organizacional del grupo, siendo éste organizado de manera piramidal con relación al liderazgo; es decir que generalmente el líder es quien inicia las interacciones con el resto de los miembros del grupo derivando estas en actividades específicas y concretas que retroalimentan las interacciones del líder generando nuevas con la consecuente iniciación de nuevas tareas. Para la aproximación a los grupos familiares, resulta fundamental la identificación del tipo y características de liderazgo, así como quien lo posee y si este se encuentra disputado por alguien, y aunque esto ya entra en el terreno del sistema interno, tiene importantes efectos en la organización del grupo para la supervivencia.
Es a partir de la organización de trabajo grupal que se va conformando el sistema de normas que regularán las actividades e interacciones del grupo, teniendo esto una relación muy importante con el liderazgo y el poder. Menciona Homans que el líder es el encargado de velar por el cuidado y aplicación del sistema de normas, ya que eso garantiza la organización y cohesión del grupo para su supervivencia.
Para redondear estas ideas podemos mencionar que el sistema externo se conforma a partir de la dependencia mutua entre el trabajo (actividades) realizado y la motivación para trabajar, siendo que la división de las actividades y los esquemas de interacción se encontrarán organizados en función de las demandas del ambiente para garantizar la supervivencia del grupo en este.
Como hemos mencionado anteriormente, la organización del trabajo para la supervivencia genera una importante dosis de interacciones entre los miembros del grupo, dicha produce una importante dosis de sentimientos y estados psicoafectivos que tanto por las tareas generadas como por las personas con que se comparte la interacción, siendo a partir de esto que se conforme va transcurriendo la vida del grupo se construye el sistema interno, siendo este según Homans (1950) “La conducta del grupo que constituye una expresión de los sentimientos recíprocos desarrollados por sus miembros en el curso de su vida en común”. Es así que mientras que en el sistema externo los elementos de la conducta se organizan y articulan en torno a las actividades, en el sistema interno, esto se da alrededor de los sentimientos que sostienen y comparten los miembros entre sí.
De ahí que las actividades dentro de éste, surjan de manera espontánea y tengan que ver directamente con la convivencia y el fortalecimiento de los vínculos entre los miembros del grupo, por lo que las interacciones pueden llegar a ser más frecuentes e intensas que la generadas en el sistema externo y serán siempre orientadas hacia la socialización y generación de los espacios que posibiliten ésta.
En lo que respecta a los sentimientos y estados psicoafectivos que se convierten en el eje central de la vida grupal cuando éste ha tenido la vida suficiente para que construya un sistema interno, tiene una relación directa con las fuerzas de la Telé y la conformación del co-inconsciente grupal, de ahí que es muy posible e incluso deseable que en aquellos grupos de convivencia prolongada e intensa como los familiares, el tránsito de la organización en función del sistema externo al interno, sea lo más pronto posible, pero de forma armónica y natural entre los miembros, ya que eso nos indicaría que se pasa de un grupo de supervivencia a un grupo de convivencia que desde nuestra perspectiva, es un elemento fundamental para la consolidación y sano desarrollo de un grupo familiar.
Para atestiguar la conformación y madurez del sistema interno de un grupo, hay que observar el sentido de identidad y pertenencia de sus miembros, ya que será en función de la solidez del sentido de “nosotros” que es posible apreciar la diferenciación de este con el ambiente así como el indicativo de que la mayor parte de las energías psicoafectivas de los miembros se dirigen hacia el grupo, por lo que es posible determinar que este grupo tiene una Telé con una organización centrípeta.
Pero ¿Cómo acceder y mirar el sistema interno? pues nos parece que la sociometría es una herramienta de suma utilidad para acceder a los dos sistemas y en particular al interno, especialmente cuando se exploran los criterios psicogrupales, pero esto no deja de ser una medición transversal, que no nos permite una comprensión del devenir y sentido de la vida del grupo a menos que se aplique con una perspectiva longitudinal, por lo que es muy importante acceder a la estructura y dinámica de interacciones en función de la socialización de los miembros y no de las tareas, ya que según plantea Homans, una disminución en la frecuencia y calidad de estas, va directamente acompañada con un deterioro de los sentimientos recíprocos en los miembros y por ende con una disminución de la cohesión intragrupal.

      1. La sociatría.
En palabras de Moreno (1966) la Sociatría se refiere a la rama del pensamiento socionómico que se enfoca a la curación de los sistemas sociales, es decir que es aquella que se encarga de las aplicaciones clínico-terapéuticas derivadas de los datos y observaciones de las ramas anteriores, ya sea con un enfoque preventivo o asistencial.
Desde la perspectiva moreniana, la sociatría se conforma por tres elementos a partir de los cuales realiza sus intervenciones; la psicoterapia de grupo, el psicodrama y el sociodrama.

    1. La psicoterapia de grupo.
Moreno (Idem.) define a la psicoterapia de grupo cómo “un método para tratar conscientemente y en el marco de una ciencia empírica las relaciones interpersonales y los problemas psíquicos de los individuos en un grupo.” (p 79).
En la definición anterior, el autor menciona que es un método, es decir todo un conjunto de técnicas apoyadas en un cuerpo teórico derivado de investigaciones empíricas emanadas de la sociometría y la sociodinámia. Aclara que su foco son las relaciones interpersonales, es decir las formas y patrones patológicos que pueden presentarse en las estructuras y dinámicas que se generan a partir de las interacciones tanto en el sistema externo como en el interno; así como los problemas psíquicos de los individuos en los grupos, ya que si una persona presenta alguna especie de psicopatología, tendrá dificultades para interactuar de forma espontánea y creativa con el resto de los miembros del grupo (Moreno 1975, 1954; Bustos 1980; Polansky, 1950.) 12.
Uno de los puntos que vale la pena resaltar de la perspectiva de Moreno es que la terapia es “de” grupo; especificando que la terapia es para el grupo, no para personas “en” grupo. Esto constituye un enfoque muy importante, ya que a diferencia de otros autores cómo: Foulkes y Kadis (1963); Yalom (1986); Díaz-Portillo (2000), ya que la mirada se da de forma integradora y total del grupo como unidad, considerando siempre que se encuentra formado por seres individuales, pero que cuando forman parte de un grupo particular, se integran a un microcosmos específico con estructura y dinámica propia, en la que poseerán un estatus sociométrico, desempeñando roles y contra-roles.

      1. El psicodrama.
El psicodrama parte de los conceptos griegos psique (alma) y drama (movimiento), y pretende poner la mente de las personas en movimiento. Es un método de trabajo grupal e individual, en el que por medio del empleo de técnicas de acción se logra la exploración de la situación vital y existencial de la persona.
Principios técnicos del psicodrama.

El método psicodramático se encuentra conformado por seis elementos: 1. grupo, 2. protagonista, 3. escenario, 4. yo auxiliar, 5. audiencia y 6. director.

  1. GRUPO: Anteriormente ya profundizamos sobre la propuesta grupal en general y en particular desde la perspectiva moreniana; pero como se menciona arriba, podemos observar que en todos los tipos de grupos se da la interacción e intercambio de contenidos psicoafectivos que dan como resultado el desarrollo de una dinámica de comportamiento grupal dependiente del tipo de contenidos y afectos intercambiados.

  1. PROTAGONISTA: Paciente elegido por el grupo para trabajar en la sesión por medio de la representación de una escena o momento específico. Lo anterior implica que el grupo se pone al servicio de éste para que se pueda realizar la exploración de la situación de la persona implicando todas las áreas de la existencia.
Menciona Rojas-Bermudes (1997) que a diferencia que en el teatro el protagonista psicodramático es autor y actor de su propia obra, situación que le permite a éste el desarrollo de su propio argumento, lo que le da la posibilidad de seguirlo al pie de la letra o modificarlo de acuerdo con su recuerdo o vivencia subjetiva.
En psicodramas referentes a grupos específicos, el protagonista puede emerger como un vocero del grupo, por lo que la dramatización debe considerarse de acuerdo al contexto grupal que la produjo.
Existen circunstancias en las que el emergente del grupo no se encarna en algún miembro de este, sino que puede ser un tema protagónico que concentra la dinámica psicoemocional del grupo.

  1. ESCENARIO: Espacio delimitado donde se realiza el trabajo psicodramático. Éste se configura como un espacio multidimensional y seguro para el trabajo psicodramático, donde tanto el grupo como el protagonista pueden explorar sus contenidos emocionales, y desarrollar habilidades que potenciarán su desarrollo individual y social.
La delimitación del espacio de la acción o el escenario del psicodrama, permite la conjunción del mundo de la realidad con el de la fantasía, lo que permite la objetivación de la existencia y la socialización del mundo interno psicoemocional.

  1. YO AUXILIAR: Co-terapeuta o miembro del grupo que presta su yo para el trabajo terapéutico del paciente elegido o protagonista. Este resulta ser un apoyo para el director o terapeuta en jefe, y su trabajo consiste en la representación de roles específicos que requiera el protagonista para la realización de la escena.

En palabras de Moreno (1966), el yo auxiliar representa tres funciones específicas.
  1. Un actor: que representa un papel específico dentro de una escena grupal o individual; situación que permite la exploración objetiva de contenidos psico-emocionales del grupo y del protagonista.
  2. Auxiliar terapéutico: donde a partir de su experiencia personal, conocimiento del grupo y del protagonista, puede apartarse de sus inclinaciones personales, para ponerse al servicio de la escena y del protagonista, para mostrar estilos o patrones de relación correctores o reparadores que le permitan tanto al protagonista como al grupo la toma de consciencia profunda de sus estilos de interacción, así como las motivaciones de las que derivan.
  3. Observador e investigador social: por medio de la representación de roles, el auxiliar puede fungir como un observador participante para la investigación subjetiva de fenómenos sociales y emocionales, lo que permitirá tanto a él, al director, al protagonista y al grupo; una mejor comprensión de la naturaleza y devenir de las situaciones exploradas.

  1. AUDIENCIA: Componente social que valida la existencia y desarrollo de la escena, está conformada por los miembros del grupo que no participan en la escena. Funge como principio de realidad al protagonista y como un espejo moral. En determinadas situaciones la audiencia puede convertirse en el paciente del trabajo psicodramático, al ser necesaria la intervención terapéutica en esferas del imaginario y síndromes colectivos.

  1. DIRECTOR: Terapeuta en jefe que coordina y facilita el desarrollo de la escena, funge como principio de realidad y acompañamiento en la exploración profunda del protagonista.
Dice Moreno que éste cumple con tres funciones principales:
  1. Dirigir la escena: es quien por su entrenamiento y visión, tiene la capacidad de generar el ambiente y las condiciones para que en primera instancia el grupo elija un protagonista, y siendo ya elegido éste se desarrolle la escena. Es quien tiene la autoridad moral y el entrenamiento para acompañar y dirigir la exploración y sanación del protagonista.
  2. Terapeuta: El director funge como terapeuta, al tener el conocimiento que le permita guiar y acompañar tanto al grupo como al protagonista en la exploración y comprensión profunda de su naturaleza; contando con las herramientas teóricas y técnicas que le permitan dinamizar el potencial de los miembros del grupo, posibilitando el desarrollo de habilidades y la resolución de conflictos en distintos niveles.
  3. Analista: El director se desempeña como un analista de la dinámica psíquica y emocional tanto del grupo como del protagonista. Lo anterior por medio de la distancia que obtiene al no estar implicado directamente en la situación de la que es motivo la escena. Por lo que para el es posible la realización de movimientos de acercamiento y acompañamiento; y de distancia y alejamiento para contar con un panorama comprensivo amplio y profundo de acontecer psico-socio-emocional.

El psicodrama es un método de exploración y terapéutica psicosocial, por lo que se debe ser muy cuidadoso y puntual en su aplicación; ello permitirá que de forma segura se ponga al servicio de los miembros del grupo para que potencien su crecimiento, desarrollo personal y salud mental.
Para que el trabajo psicodramático se realice de forma apropiada y segura, es necesario que se cuide la dinámica del desarrollo de cada sesión; para lo cual Moreno específica los momentos en que ésta se debe desarrollar:
  1. Caldeamiento: el caldeamiento es la parte inicial del trabajo psicodramático, ya que permite a los participantes por medio del juego relajarse, lo que les permitirá liberar su espontaneidad y entrar en situación para la acción. El caldeamiento de forma general se divide en dos momentos:
      1. Caldeamiento inespecífico: es por medio del caldeamiento inespecífico donde los participantes se desprenden de su identidad y estereotipos sociales, permitiéndose relajar su cuerpo y personalidad. Es en este momento cuando el director puede explorar la situación psicoemocional del grupo como un todo y de cada uno de sus miembros en particular, resultando de esto la generación de las situaciones qu permitirán la elección de un protagonista.
      2. Caldeamiento específico: y una vez que se ha elegido al protagonista, es necesario que tanto éste como el grupo profundicen en el tema y se preparen para la acción. Es en este momento cuando el protagonista acompañado por el director, comienza a focalizar la situación e inicia el armado del escenario donde se desarrollará la escena; situación que permitirá que el protagonista contacte con los sentimientos de “allá entonces” y los traiga “aquí y ahora”.
  2. La representación dramática: es el momento en que se da la exploración o representación de los hechos vitales del protagonista. Es aquí cuando se escogen los auxiliares y se asignan los roles que representarán en la escena; se pone en juego la psique del paciente para lograr una purificación, sanación e integración. También se emplean las técnicas de acción y la representación dramática para la exploración de situaciones cotidianas que permitan el desarrollo de habilidades específicas o el aprendizaje de distintas formas de relación e interacción.
  3. El sharing13: ésta es la fase final del trabajo psicodramático, y es el momento de compartir. Es en esta etapa en la que se cierra e integra el trabajo realizado por el protagonista y los auxiliares. Es aquí donde se socializan las experiencias vividas durante la escena, y donde los observadores de la audiencia enriquecen la vivencia del protagonista compartiendo los sentimientos y recuerdos que fueron evocados durante la representación.

El psicodrama proporciona a las personas la posibilidad de re-vivenciar sus experiencias desde distintas perspectivas multidimensionales y enriquecedoras.

      1. El sociodrama.
El sociodrama aunque utiliza los mismos elementos que el psicodrama, se enfoca en la terapéutica específica de roles y temas sociales y no así en los trastornos emocionales y psicopatológicos, de ahí que resulta útil para el trabajo con imaginarios y supuestos sociales.
Sociodramáticamente es posible acceder a elementos de la dinámica social y temas específicos como el imaginario sobre el contrato matrimonial y el matrimonio, los roles de esposo y esposa, padre y madre, padre e hijo, hermanos, etc.
Aunque el sociodrama se trabaja en la práctica de manera similar al psicodrama, es muy importante que el director especifique que se va trabajar con un tema particular y con las características de ciertos roles y no así con los aspectos psicoemocionales de los individuos, por lo que se debe estar muy atento a que un sociodrama no se transforme en un psicodrama.
El foco del director debe permanecer específicamente en los aspectos y contenidos sociales y característicos de cada uno de los roles que se están desempeñando en el marco de un tema particular.
A modo de conclusión, podemos mencionar que en esta parte del trabajo nos hemos enfocado en presentar una caracterización de la familia y su desarrollo histórico como institución social, así como ciertas circunstancias que se han dado en nuestro país (México), especialmente las que se refieren a su dinámica de familia extensa que ha prevalecido desde los tiempos prehispánicos hasta nuestros días. A pesar de haber incorporado algunos elementos de modernidad (individualismo) como menciona Esteinou (2008), ha conservado una dinámica y estructura comunitaria, aunque con tintes distintos a los que se observaban durante la época de la colonia y el México naciente, ya que durante el siglo XX, y a partir de la adopción de la familia burguesa nuclear, especialmente en las clases medias, muchas parejas recién casadas pasaban de la patri/matri localidad a la neolocalidad, pero tratando de no alejarse demasiado del lugar de habitación de por lo menos una de las familias de origen, por lo que concluye la autora que la familia mexicana a pesar de haber adoptado algunos elementos y patrones de la familia moderna nuclear, en general ha mantenido fuertes elementos de familismo y de una importante dinámica comunitaria grupal.
Por otro lado hemos observado que Castells (2001) y Bauman (2002) mencionan que desde la década de los 50 del siglo XX, se viene presentando una transformación en las estructuras sociales de las cuales la familia no es ajena, y mientras éste se enfoca en el derretimiento de los pilares de la modernidad, aquél hace énfasis en el deterioro de las estructuras patriarcales a partir de la disminución de matrimonios contra el aumento de divorcios a nivel global, una importante emancipación de la mujer a partir del acceso a la educación, al mercado laboral y el control sobre su cuerpo, sexualidad y maternidad. Así mismo, observa el surgimiento de nuevas formas de matrimonios y familias, lo que demuestra que como institución social, no está destinada a desaparecer pero sí se encuentra en una crisis substancial. Resalta la aparición de importantes movimientos de liberación sexual y homosexual, la conformación de matrimonios por parejas del mismo sexo y la adopción de niños por parte de éstas si es que ninguno de sus miembros pasó por una experiencia matrimonial heterosexual.
Según Castells, todo esto demuestra que las estructuras de control, sumisión y dominación características del patriarcado, se han deteriorado de manera importante, posibilitando la conformación de un nuevo orden y estructura social.
México no es ajeno a esta realidad, ya que a partir de la revisión de las estadísticas nacionales siguiendo los tópicos propuestos por este investigador, observamos la presencia de los mismos indicadores, con especial relevancia de la dilación en la edad de primer matrimonio, el retraso en la concepción del primer hijo y la marcada disminución en el número de hijos al interior de las familias, lo que demuestra y como lo mencionaron Morgan (1971) y Engels (2006); que las mujeres de manera consciente o inconsciente están generando una transformación en las estructuras y dinámicas familiares que poco a poco se alejan de lo establecido por el orden patriarcal.
También es importante resaltar los marcados acontecimientos que se han presentado en México desde el 2009, con el establecimiento de las sociedades de convivencia, que fue el parte aguas para las reformas al código civil de Ciudad de México en el que a partir del 2010 y con el aval de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, ha sido posible la celebración de matrimonios y adopciones por parte de parejas del mismo sexo, reforzando la conformación de tipos familiares que se alejan de manera importante del modelo imaginario establecido de la familia nuclear conformada por “papá”, “mamá” e “hijos”, para dar paso a una forma particular de familias extendidas14, reconstituidas, monoparentales, entre otras que no así significan la extinción de la familia nuclear.
Por ende, podemos mencionar que la institución y grupo familiar se encuentran atravesando por una crisis estructural y axiológica, donde aquellos referentes heredados de la modernidad no tienen la potencia suficiente para explicar e investigar los movimientos que se están presentando por lo que se hace necesaria la incorporación de nuevas formas de mirar y abordar a los grupos familiares en estos tiempos.
De ahí que como hemos presentado en este capítulo, la perspectiva Socionómica desarrollada por Moreno, sea una opción con la suficiente potencia y alcance conceptual y técnico para explicar y abordar la nuevas dinámicas y estructuras familiares que se están dando, conjuntamente con la presentación de una forma de intervención que permita la ampliación de posibilidades para la terapéutica de conflictivas familiares a partir de la exploración de la realidad existencial de la familia y no con base en conservas culturales preconcebidas, favoreciendo así la conformación de estructuras familiares fundamentadas en la telé o en un fortalecimiento de ésta, a partir del desarrollo de la capacidad de espontaneidad/creatividad de los miembros que la conforman.
En la siguiente parte del documento, nos enfocaremos en la propuesta de este trabajo, presentando la forma de cómo la perspectiva socionómica conceptúa y brinda los elementos para la investigación e intervención en grupos familiares.
1 El texto entre guiones es nuestro.

2 Entendemos el concepto de transferencia desde la perspectiva freudiana.

3 Tomamos para el presente el concepto de grupo propuesto por Gonzales (1999).

4 OMS (2007) Estado de adaptación diferencial de un individuo al medio en que se encuentra

5 En este punto cuando se habla de adecuada o inadecuada, nos encontramos lejos de cualquier juicio moral bien-mal. A lo que nos referimos, es a que la respuesta de la persona sea ecológica y adaptativa, generando estados de armonía interna y en el medio donde se encuentra.

6 Gonzáles (1995) menciona que: Todo acto en el que estemos empeñados es un ago, y del participio pasivo de ago, que es actum, deriva justamente la palabra "acto". Pues bien, la verdad primera es el ago, lo que en español diríamos simplemente como "hago".

7 El caldeamiento inespecífico es una de las partes iniciales de la sesión psicodramática, en la que comienza a prepararse al grupo para la acción, con el simple objeto de relajarlo y actualizar los vínculos entre los miembros, corresponde a lo que Boria nombra como el tiempo del grupo.


8 Para una mayor profundidad en estos conceptos, consultar: Moreno (1972), Arruga (1992) y Bezanilla (2011).

9 Moreno formulo las leyes sociodinámicas, nosotros realizamos el cambio por principios, consultar SOCIOMETRÍA: Un método de investigación psicosocial (Bezanilla 2011).


10 En este punto quedan muchas interrogantes que serían objeto de investigaciones posteriores; cómo los distintos niveles y grados de desarrollo de los grupos, los instrumentos para determinar el nivel de desarrollo de los grupos, entre otras.

11 Tomo el termino de Gen ya que como vimos en el capítulo anterior, la estructura de las familias en México aunque presenta importantes tintes de “modernidad” como lo menciona Esteinou, su lógica de organización es fundamentalmente comunitaria con un muy importante grado de arraigo al linaje materno, por lo que presenta importantes características de las Gens aunque modernizadas. Dicho tema sería motivo para investigaciones más profundas.

12 Para una mayor referencia sobre este punto además de las ya citadas aquí, remito a los lectores a los artículos publicados por la revista “Sociometry” entre los años 1923 a 1965.

13 Del vocablo inglés compartir.


14 Será motivo de investigaciones posteriores explorar las características y estructuras de estos tipos de familia extensa que no se caracterizan por la cohabitación y sí por la multihabitación.